La educación de nuestros hijos también implica enseñarlos a comer
Actualmente con la extensa oferta de alimentos procesados, los padres asumimos que si un empaque trae caricaturas o presentaciones pequeñas, es adecuado para ellos, sin tomar en cuenta que ese tipo de alimentos para el consumo infantil son los que más colorantes y azúcares contienen. Con la mercadotecnia que nos rodea y las limitaciones de la vida laboral terminamos por caer en un ritmo constante de consumo de ese tipo de alimentos, cuando existe la posibilidad de alimentos tan versátiles como las frutas y verduras, el problema es que como no las procuramos los niños dicen que no les gustan, podríamos seguir insistiendo hasta modificar sus gustos y hábitos.
En ocasiones el paladar de nuestros hijos solamente reconoce el sabor de los alimentos procesados con conservadores.
Debemos valorar la trascendencia de nuestra comodidad, en pequeños esfuerzos diarios podemos llegar a variar y mejorar la dieta de nuestra familia. Creo que un buen principio es intentar eliminar cada vez que vayamos al súper un alimento procesado y suplirlo por la elaboración casera. Ninguna industria alimenticia podría empacar un cereal, lácteo o carne fría sin pensar primero en maximizar las utilidades y reducir los costos. Nosotros en cambio, primero debemos pensar – al elegir lo que comerá nuestra familia – en el amor que nos inspira y dejar de lado la comodidad.
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